Cuando tenía cuatro años, mi familia se mudó de una ciudad a otra. Recuerdo muy poco de la casa en la que vivíamos antes de aquella mudanza, pero lo que sentí cuando llegué a nuestro nuevo hogar está vívidamente grabado en mi memoria.
Recuerdo a mi mamá tratando acoplarse a su nuevo hogar, una ciudad extremadamente caliente y húmeda, lejos de su familia y sus amigos, tenía
dos niños pequeños y un perro enorme, a mi papá trabajando mucho tiempo y a mi
hermano tratando de construir una nueva vida en un vecindario nuevo y en una
nueva escuela. Si, el común denominador de este párrafo, es la palabra NUEVO.
Yo tenía apenas cuatro. Sin embargo, de pronto me vi en
una clase llena de niños y niñas que estaban aprendiendo a leer y a escribir,
era la más pequeña, la distinta, la nueva. Apenas los recuerdo, excepto quizás,
por uno que era mucho más grande que yo y que insistía en tomar el contenido de
mi lonchera todos los días.
Mi hermano tenía 8 y sin duda la pasaba peor, los
niños lo acosaban por tener un acento distinto y por venir de otra ciudad. En el
Ecuador de los 70, el regionalismo estaba dolorosamente marcado y esos pequeños
desconocidos, nos lo recordaban a diario. Con el pasar de las semanas y los
meses decidimos, cada uno por su lado, que ese era también nuestro espacio y
que no íbamos a dejar que nos acosen o nos quiten la lonchera…
¿Se acuerdan de esas loncheras? Eran metálicas y con
botellas térmicas que si se rompían sonaban como maracas en Diciembre. Yo tenía
una de la Mujer Biónica, era blanca y estaba llena de abolladuras, porque
después de un tiempo decidí usarla para amedrantar a los bullies y ayudar a mi hermano.
Recuerdo poco de mis juegos con los otros niños, pero me acuerdo de haberme
defendido hasta cansarme.
Es increíble como después de 44 años casi no recuerdo
nada sobre lo que pasó en los meses posteriores al regreso a nuestra ciudad,
pero en mi memoria aún puedo recorrer la clase en la que aprendí a leer a
fuerza de repetir sílabas una y otra vez, el patio de esa escuela donde hacía
tanto calor y la puerta de salida donde ansiosa esperaba que llegué mi mamá y
me recoja para llevarme al fin a casa.
Fue solo un año, era mi país, al fin y al cabo y era
mi idioma, pero puedo recordar lo duro que fue adaptarnos y lo difícil que fue ser
la niña nueva otra vez cuando regresamos.
Este post es un homenaje a mis hijos, en especial al mayor que hoy específicamente termina una etapa de su educación.
Este camino ha involucrado cuatro escuelas, cuatro países,
tres continentes y tres idiomas, todo ha sido siempre nuevo y cambiante. Puedo
en una forma mínima imaginar lo duro y lo enriquecedor que ha sido para él este
viaje y no dejo de admirar su coraje, su determinación y su resiliencia, porque
se han necesitado esfuerzos adicionales, sacrificios que el no pidió, pérdidas
que ha tenido que asumir, separaciones que le han encogido el corazón.
Hoy los chicos en su escuela están llenando unas cajas
con los recuerdos que tienen de sus años juntos, estoy segura de que hoy él hubiera
querido compartir este momento con sus amigos de toda la vida, como lo hacen
los otros niños o tener lindos recuerdos de los años anteriores en la misma
escuela, pero no es su caso.
Su caja está llena de muchos y maravillosos recuerdos,
pero ninguno compartido con sus actuales compañeros, está llena de cosas que
pasaron en otras latitudes, en otros idiomas. Su caja de recuerdos esta parcialmente
llena de ausencias, de personas que ya no están a su alrededor, de cosas que quizá
solo él entiende.
Verlo pasar por esto me ha removido un poco, el corazón
y los recuerdos, pero estoy segura de
que estas experiencias son las que lo definirán en el futuro, y que el ser
humano en el que se va a convertir, llenará esa caja con lo mejor de cada
experiencia.
Hoy quiero que él lea este post, que sepa cuanto lo
admiro por haberse atrevido, por haber aprendido, por haber intentado, por haberse
equivocado, por haber crecido tanto en estos años. Estoy segura que esa caja algún día
estará llena de momentos increíbles y contará la historia de un gran hombre.
Felicitaciones Pipe, rendirse nunca ha sido una opción para tí.