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sábado, 16 de junio de 2018

Cuando necesitas parar

Hace unas semanas que pasó el día de la madre. Las redes sociales, mi buzón de correo, mi Whatsapp y mi teléfono estaban llenos de mensajes de felicitación. Parece ser que ese día nos recuerda a las mujeres que tenemos hijos que somos superhéroes con faldas y tacones. 

Cumplimos a cabalidad con todos nuestros roles con una sonrisa dibujada en la cara o al menos eso es lo que el mundo espera de nosotras, que amemos sin límites, que empeñemos todo en pro de este proyecto de vida.

He tenido la suerte de trabajar, enseñar, compartir, y conocer a muchas mujeres  de diferentes países, culturas, edades , ideologías, religiones e idiomas a lo largo de mi vida. Lo he hecho en distintos contextos: profesional, académico, social, familiar.  Creo tener una visión algo amplia de nuestras luchas diarias y de lo  que significa ser mamá en el siglo 21, en realidad no importa mucho el continente los desafíos son los mismos, unos más duros que otros pero a la final desafíos. 
Hemos de criar hijos que sean académicamente competentes, que hagan deporte, hablen más de un idioma, que tengan conciencia social y ecológica, que puedan expresarse a través del arte y así  un largo etcétera, porque  hay que estar a la altura de lo este mundo agitado exige hoy por hoy.

Pero las exigencias no vienen solas, nos afectan a un nivel muy profundo, las mujeres  que trabajan sienten culpa, pura y dura, porque sienten que su papel de madres se ve coartado por un horario de oficina, por los viajes del trabajo, por las exigencias de un mundo corporativo, competitivo e impersonal. Las veo sufrir por lo que se pierden en la vida de los chicos y  por que la sociedad esta lista para apuntar con el dedo y juzgar sin medida ni clemencia.
Las que se dedican exclusivamente a su hogar sufren por la pérdida de su espacio , por la falta de realización personal, porque sienten que los años pasan y ellas se estancan en su rol de madres mientras el mundo sigue girando vertiginosamente.  

Conozco a muchas mujeres, excelentes madres y mejores seres humanos, pero aún no conozco ninguna que sea héroe de todas las batallas, todas hemos llorado alguna o algunas veces llenas de frustración, de culpa o de miedo, todas hemos gritado presas de la impaciencia, todas hemos tomado alguna decisión que más tarde hemos lamentado. No somos héroes con falda y tacones, somos seres humanos con debilidades y falencias y nuestra condición de madres no nos hace perfectas, pero si nos hace querer ser mejores. 

Este post es sobre parar cuando hace falta, sobre buscarte a ti misma y encontrar ese punto que te ofrece perspectiva,  fuera de tu oficina, de tu casa, del teclado de tu computador, sin culpa y sin miedo. Sobre hacer algo que te haga mejor, que te llene de satisfacción.

Escribo este post mientras viajo en un vagón de tren rumbo a Frankfurt, mi destino final Tel Aviv. Mañana viajaré rumbo a Ramot junto al mar de Galilea! Voy a hacer algo que amo profundamente y lo voy a hacer sola, sin culpa y sin miedo, porque en el equilibrio esta la clave para avanzar en la vida y porque quiero ser mejor.



Mis hombres se quedarán una semana sin mami. Sus lagrimitas esta mañana me anudaron el estómago, pero sé que van a estar bien y que yo volveré siendo, aunque no perfecta, una mejor mami!

Hasta el próximo post!



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