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domingo, 13 de mayo de 2018

Ser mamá lejos de casa



Hace doce años que ostento el título de mamá. De todo aquello que he hecho a lo largo de mi vida, esto ha sido lo que mas me ha costado y sin rastro de duda lo que mas satisfacciones me ha traído. 


Debo confesar que la maternidad no era algo con lo que soñaba de chica, la dejé un poco para después. Pero cuando esa campana sonó en mi cabeza, lo hizo tan fuerte, que movió mi mundo y lo puso patas arriba.

A mí , los hijos no me llegaron tan fácil, los peleé, los busqué, los perdí y finalmente los encontré como quien encuentra un tesoro que sabe suyo pero no sabe muy bien donde está. 
En el proceso de convertirme en mamá, aprendí, renuncié, crecí, me frustré, deje ir y también deje llegar.  Hice espacio para que ellos me encontraran y se acomodaran en mi vida. Creó firmemente que los hijos te escogen y que llegan cuando estás listo. 

Yo no tuve a mis hijos lejos de casa, los esperé y los recibí arropada por el amor de las mujeres valiosas que me rodeaban. Mi madre, la madre de mi esposo, mis amigas, mis mujeres, me ayudaron a acunarlos, a arrullarlos, a protegerlos. Me prestaron sus brazos, sus palabras, su experiencia y me enseñaron poco a poco a ser mamá.

Hace casi seis años que no vivo en Ecuador. Cuando me fui, de repente mi tribu se volvió pequeñita.

Dicen que uno de los duelos más importantes de una madre cuando no está en su país es la ausencia del modelo familiar, ese que obtienes de observar día a día a tu madre, a tus tías, abuelas y  amigas. Es esa a ausencia la que a veces se convierte en vacío, en soledad.

Ser mamá lejos de casa significa tener brazos más largos de lo normal, tener oídos que lo escuchan todo, es saber que ellos necesitan  contar contigo de una manera muy especial, que no hay más ni mejores besos que los tuyos. Ser mamá lejos de la red de soporte que brinda la familia supone un gran esfuerzo y entrega. Es estar de guardia 24 horas al día y 365 días al año literalmente, es aprender todo de nuevo y  en otros idiomas, es jugar juegos que no conoces y a veces no entiendes,  es expandir tu mente al punto que parece de goma. Es además sentirte profunda y silenciosamente orgullosa de tu trabajo, ese que haces sola aunque a veces cueste más.

Ser mamá supone entender a la tuya propia, valorar lo que hizo y sigue haciendo a pesar de la distancia y el tiempo, supone comprender lo que es el amor sin condiciones. Cuando estas lejos, cuando necesitas el consejo, la sopa caliente, el beso en la rodilla lastimada como cuando eras pequeñita y mamá no está, entonces valoras lo que tienes en toda su dimensión y también entiendes lo que significas como mamá.



Las mamás nos alimentamos de sonrisas, de logros, de abrazos, de besos melosos e interminables preguntas. Crecemos con ellos, mejoramos por ellos, somos gracias a ellos.  Feliz día queridas madres, nos une un vínculo indestructible: el amor. Que el amor sea y este siempre con todas.
Hasta el próximo post! 






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