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domingo, 16 de diciembre de 2018

Auf wiedersehen Deutschland

Ha llegado la hora de cerrar un capítulo. Hoy es nuestro último día en Alemania. Las últimas dos semanas han sido como un huracán de tareas y emociones. Hoy que ya todo está listo y a pesar del cansancio, tengo una gran sensación de tranquilidad.


Afuera nieva y hace frío, Alemania nos despide con un paisaje blanco. Desde mi ventana veo gente trotando, niños jugando y la vida de la ciudad siguiendo su curso, porque eso es Alemania, un país donde no todo es o ha sido color de rosa, pero donde la resiliencia de su gente se puede ver en los más mínimos detalles.



Recuerdo vívidamente mi sensación en el estómago cuando llegamos hace dos años y medio, era como un nudo que me apretaba fuerte. El miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, a sentirme diferente me jugaban una mala pasada aquella mañana de Julio.


Alemania, no les voy a mentir, es un lugar en donde para vivir se requiere de eso que en aquel momento yo carecía, conocimiento. Este, el conocimiento necesario, es uno muy específico, porque Alemania es así como su idioma, precisa. Aquí hay que saber, para sentirse seguro. Las reglas que son muchas y muy complejas norman el diario vivir de este país, todo tiene una forma exacta de hacerse y un momento preciso. La espontaneidad propia de nuestra cultura no tiene mucha cabida en este mundo y hay que ajustarse.


Hay que aprender un nuevo idioma, pasar por decenas de trámites, reaprender lo que pensabas aprendido, entender su historia para entender a su gente, respetar sus costumbres y tradiciones, y así un largo etc. 
Durante los primeros meses me invadía una sensación permanente de estar haciendo algo mal. No lo había sentido antes y esta no es mi primera vez viviendo en un país que no es el mío, y es que aquí todo esta normado y planificado hasta la eternidad.


Hemos vivido experiencias hermosas en este país, y también saboreado tragos no tan dulces. Si me preguntan cuál ha sido mi mayor aprendizaje, sin duda les diré que nunca antes me había sentido tan dueña de mi propia actitud y responsable de mis propios actos. Creo que Alemania ha sido un buen maestro, de esos a la antigua, de los que te ponían nerviosa, pero finalmente te enseñaban mucho.  Aquí todo requiere esfuerzo, trabajo y una milla extra de dedicación.El clima define el carácter de la gente e impone una vida rigurosa y disciplinada.


Ahora que miro atrás, el miedo se ha ido. En su lugar queda la satisfacción de la experiencia vivida. Disfruté de las cálidas y largas tardes del verano, de la increíble infraestructura para las bicicletas, de la explosión de flores en la primavera, del blanco paisaje del invierno, de los increíbles colores del Otoño y de una seguridad que nunca había sentido y que sin lugar a dudas será lo que más voy a extrañar. Entendí porque todo tiene un tiempo preciso, porque todo es parte de un ciclo perfecto.




Aquí dejo gente a la que hemos llegado a querer entrañablemente, el vecino que pese a no entenderte  corrió  en tu ayuda cuando lo necesitaste, el extraño que tendió la mano amiga, y los amigos, esos que se convierten en la familia postiza y que pese a compartir un tiempo limitado y a saber que estas sentenciado a separarte desde el inicio, te llenaron la vida de días más brillantes. 
 
Cada vez que me mudo siento que el corazón se me llena de parches, un pedazo del mío se queda en cada lugar, con cada amigo querido y el hueco que me queda lo lleno con un pedacito de lo que ellos me entregaron. No se si a estas alturas, mi corazón, tiene la forma perfecta, o el color adecuado, la única certeza que tengo es que ha crecido a punta de usarlo.


Nos vamos con la maleta llena de recuerdos y aprendizajes valiosos, con dos hijos más grandes, más valientes, más humanos.  
Estamos listos para la nueva aventura, porque vamos con la mente y el corazón abierto y desde luego con más herramientas de las que teníamos cuando llegamos a estas tierras. Seguiré contándoles mis aventuras al otro lado del charco

Durante este tiempo, compartir mis pensamientos y mis vivencias ha sido un ejercicio maravilloso, ha sido mi forma de combatir  la soledad y la frustración y de compartir mis experiencias y alegrías, porque las palabras, aunque no estén impresas en un libro, vuelan libres y tocan corazones.

 
Me gusta cuando se pueden ver e identificar en mis relatos y yo en sus respuestas. Sigan acompañadome en este camino.

Hasta el próximo post desde un México 🇲🇽 lleno de luz y color!
 

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